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Historia

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En la parroquia de Caxide está situado el monasterio benedictino de Santa Cristina, de origen desconocido, probablemente eremítico, uno de los cenobios que dieron lugar a que habían sido designadas a riberas del curso superior del río Sil con el nombre de "Rivoira Sacrata" (como poéticamente le llamaba en un falso diploma de la reina Teresa de Portugal).
 
Mosteiro sta Cristina    
 
Destaca por su indiscutible belleza tanto el monasterio como la iglesia emplazada en uno de los meandros que el río Sil forma al bordear el monte Varona, en una pequeña península cubierta por un viejo y frondoso soto de castaños.
 
Estas riberas del curso superior del Sil, fueron siempre refugio de eremitas y por eso, en el siglo IX, se fundó con la definitiva estructura monacal lo de Santa Cristina segundo consta en la donación que la iglesia de San Juan de Bisantes hace al monasterio en el año 876 (ochocientos setenta y seis) el presbiterio Austegio sobrino del obispo de Lugo, Juan. Los autores retrotraen su fundación a las épocas de Sano Martín Dumiense. Los reyes Alfonso VI y Alfonso VII conceden privilegios de coto al monasterio, por lo que cederán tierras y villas con jurisdicción civil y criminal, pasando a depender del abad. 
 
Hasta el año 1.518 (mil quinientos dieciocho) tuvo total independencia, pasando a partir de esa fecha a depender, como priorato, del vecino monasterio de San Esteban de Ribas do Sil.
 
El asombro del visitante que se arriesga por aquellos parajes no puede ser más acogedor al encontrarse con el hermoso edificio románico, conservando en toda su pureza los elementos arquitectónicos después de tantos años de abandono, incuria y depredación, sobre todo a partir del siglo XIX con motivo de la desamortización, además de su inaccesibilidad hoy solventada una carretera de unos dos kilómetros desde Parada de Sil pasando por el pueblo de Castro, el más inmediato al monasterio.
 
Desde que Santa Cristina pasó a depender del cenobio de San Esteban de Ribas de Sil, convirtiéndose en Priorato. Parada de Sil, capital del Ayuntamiento, ocupó un lugar importante dentro de esta vinculación, radicando en el pueblo a granza del priorato que todavía persiste con su hermoso arco de entrada de medio punto, de fuertes dovelas, finalizado en un frontispicio que lleva adosado un escudo cuartelado que tiene como timbre un capelo del que cuelgan tres borlas de cada lado, lo que se identifica como de abad.
 
Este mismo escudo se repite en un de los muros de la casa ? granja del priorato, aunque en este caso la forma del mismo, sin timbre, presenta las características de un escudo del siglo XVIII.
 
El escudo es cuartelado y en él figuran, en el primero y último, las nueve mitras de San Esteban de Ribas de Sil que recuerdan a los obispos que renunciaron a sus respectivas sedes, en el siglo X, y que según la tradición fueron enterrados en el denominado Claustro de los Obispos del citado monasterio y que, obviamente, pasaron al escudo por la vinculación de Santa Cristina al otro cenobio benedictino. El curioso, en este caso, es que en vez de situarse como en San Esteban, es decir, 3,3,3, figuran cinco en el primero cuartel y los restantes cuatro en el último.
 
En el segundo cuartel aparecen seis roeles puestos en palo, muy erosionados y deformados, que alude a la familia Castro y que sin duda pertenece al condado de Lemos, ya que estas tierras de las márgenes del Sil, pertenecieron al citado Condado y en Castro Caldelas poseían el Castillo desde lo que dominaban su territorio.
 
Finalmente en el tercer cuartel aparece una mano que sujeta una palma surmontada de una corona real que pertenece el escudo de Santa Cristina del Sil y alude al martirio de la santa, así como el origen de su fundación.
 
Este Ayuntamiento, antes de llamarse Parada de Sil, se denominó Chandrexa de Sacardebois o Sacardebois, hasta que tras la división de Galicia en cuatro provincias en la primera mitad del siglo XIX, pasó a pertenecer a la provincia de Ourense y tomará su nombre actual.
 
El puente medieval que se puede contemplar en la parroquia de Horcas y un buen ejemplo de la importancia de esta zona en el medievo; gracias, especialmente, al monasterio. 
 
En diversos lugares del ayuntamiento podemos contemplar diferentes ejemplos de arte rural gallego. Como los "petos de ánimas", siendo los más interesantes los de Cimadevila, Couto y Teimende. Ambos tienen una construcción de enormes sillares en forma rectangular y coronados por una cruz. También podemos destacar el Crucero de Horcas, asentado sobre una roca que hace a veces de base.
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